sábado, 15 de enero de 2011

Desde que no escribo




Desde que no escribo no sufro tanto, e incluso he aprendido a utilizar el aspirador. También he descubierto que la lavadora tiene otros programas más eficientes y rápidos. En qué estaría yo pensando. Desde que no escribo no salgo tanto por las noches y me apetece amanecer temprano. Y no te lo pierdas, a veces salgo a pasear porque sí. Quién me ha visto y quién me ve. Desde que no escribo soy menos yo. Un yo más tranquilo. Un yo de esos que disfruta comparando los precios en los lineales del supermercado, que saluda efusivamente a sus vecinos, que toma el café despacito. El problema es que he vuelto a cometer el mismo error de siempre: el que tú lees ahora mismo, lo que yo escrito hace un rato.