martes, 20 de noviembre de 2012

Auto Nomo




Entra en la oficina un hombre pequeño, pero que muy pequeño. Los oficinistas lo observan. Se hace el silencio. El hombre, ése al que observan como un micromachine, saca un papel de su mochila y lo pone encima de la mesa de recepción. Todos vuelven a su rutina mirando de reojo aquel ser extraño. Cómo puede ser tan pequeño, piensan la mayoría. Y, cuando el silencio empieza a dejar de ser tan incómodo, aquel hombre se pone a gritar como loco ¡pagarme la puta factura de una puta vez! Y se hace grande y cada vez más grande y todos dejan de verlo pequeño, tan pequeño.