lunes, 27 de septiembre de 2010

Bukowski con hielo




El realismo sucio es más sucio en la lengua Bukowski. B, antes que escritor, siempre fue un alcohólico y un perdedor. Un hijo de puta con un talento insultante. Él escupió su verdad entre botellas, copas, vasos, jarrones, mazetas y todo lo que pudiese llevarse al hígado. Cada noche vomitaba con las manos llenas de tinta. Se follaba las páginas, masturbándose sobre el blanco de los folios. Menudo era él. Su última coma fue un punto. El punto menos aparte de su inmenso párrafo. Porque, B, antes de morir quiso follarse a la muerte. Lo que no sabemos, es si eso logró escribirlo también.