martes, 18 de mayo de 2010

Lágrima al vacío




Aquella noche, en la tormenta de tus ojos, lloraste ríos de tristeza. Aquella noche acabó de día, y amaneció con tu cara mojada, con tu rostro bañado en soledad. Aquella noche no había más luz que la que te faltaba. Ni sombras de purpurina, ni alcohol para maquillarte la duda, ni papel de luna para fumar. Aquella noche estabais tú y esa caja de cartón. Ésa que ahora guarda tus lágrimas. Y la misma, la mismita, que lleva tatuada en el pecho la palabra frágil.