lunes, 10 de mayo de 2010

Ciencia-Fricción




Él era un apuesto robot. Ella una licuadora. Él tenía multifunciones. Ella cinco marchas. Él decía pipipipip. Ella thrush thrush. Él la quería. Ella también. Y una noche, cuando las luces de la cocina se fueron a dormir, se empezó a escuchar pipitrushme, pipicandetrush - y saltaron chispas – thrushpiiii…piiiishhh - y comenzó a salir humo, mucho humo – trsushsssssss - humo en la repisa, en el salpicadero, en los fogones, en la vajilla, en los armarios…Y en el chispazo final - ¡trash! - entre toda aquella densa neblina, pude intuir la silueta de su abrazo, y a ellos fundidos en pleno coitocircuito.