miércoles, 7 de abril de 2010

Globazo



Teníamos poca ropa en la maleta y muchos quilómetros en los ojos. Nadie en la frontera sabía porque habíamos llegado cargados con globos de helio. Pero en sus ojos, igual que en los tuyos, se lo estarían preguntando, digo yo. Porque ver a una muchedumbre con un ejército de globos tiene que ser más extraño que ver a un gato y un perro montándoselo en pleno callejón.

Lo que ocurrió fue que empezamos atar aquellos globos en los retrovisores de los coches. Lo siguiente, que comenzaron a elevarse del suelo, a deslizarse poco a poco por el aire. Y cuando ya estaban a unos cuantos palmos del suelo, la policía se acercó porra en mano ¿Se puede saber que estáis haciendo? Hemos venido a colocar todos estos globos, porque queremos hacer volar por los aires la frontera. Tenéis que estar muy locos para pensar que esto funcionará, dijeron riéndose. Un tipo que estaba justo a mi lado se atrevió a responderles, no se equivoquen agentes, son ustedes los que se volverán locos cuando empiecen a volar también.