Si tus ojos lloran, no te preocupes, están vivos. Si tu boca no pronuncia palabra, no pasa nada, el silencio cura el ruido. Si tus piernas flojean, no te sulfures, tus días te harán más fuerte. Si al reloj le sobran las horas, respira su tic tac, te sobrarán segundos, incluso algunas décimas de más. Eso sí, si te faltan ganas de buscar: llora, habla, y segundo a segundo encuentra otra razón para no dejar de llorar, hablar y buscarle las cosquillas al tiempo libre. Otra razón para desnudarte en plena calle, y gritar una y otra vez que eres libre.
(Dedicado a los que caen de rodillas
y se levantan con la fuerza de su voz)
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