lunes, 1 de marzo de 2010

Big Zas




El fin del mundo estaba a pocos minutos de la Tierra. Y en un rinconcito del planeta, sentaditos bajo la sombra de un árbol, permanecían juntitos un niño y una niña. El niño consciente de que su tiempo de vida se consumía como un papel en llamas, no quería dejar de resolver un asuntito pendiente.

Laura, ahora que el mundo se va a acabar, ¿no crees que podrías enseñarme tus braguitas? Se oyó un golpe seco. Un silencio mudo. Hasta los pájaros se quedaron quietos sin decir ni pío. La mano de la chica había palmeado el rostro del niño con fuerza, y él con cara de lágrima tímida, no lograba recomponerse del susto. Y es que no era para menos, había sufrido su primera bofetada, y la última que recibiría todo su mundo.