miércoles, 24 de febrero de 2010

Los Tres Másqueperros




Dos caballeros envainaban sendas espadas para envainarse toda la cerveza del bar. Eran dos guardianes del Rey, dispuestos a guardarle las espaldas a la barra durante toda la noche (Le estoy intentando dar un rollo a esta historia, un toque histórico y aventurero. Espera, voy a escribir que entra una tía, eso siempre arropa el contenido)

De pronto, irrumpe una mujer con una delantera que bajaría, con un solo movimiento de escote, todas las defensas oculares con rabillo varonil (mierda, ya se me ha ido el tono. Mira que iba bien, ya he tenido que meter sexo y palabras que no entiendo ni yo) Ellos, muy gentiles, le invitaron a tomar asiento. Hola, joven doncella, me gusta mucho su corpiño, dice el más corpulento de los dos. Muchas gracias, caballero. Si no es mucha molestia, ¿podría saber dónde se encuentra vuestro tercer compañero? (Bien pillao ahí, dándole intriga) Está intentando escribir el final de esta mierda de historia, y dudo que se digne a acabarla. En fin, siempre ha sido el más perro de los tres. (¡El muy cabrón! Por una vez que preguntan por mí)