jueves, 18 de febrero de 2010

Enramblado




Caminando por las ramblas me encontró la noche. Iba yo calle abajo como bajan los cubatas a las tres de la madrugada, con una borrachera tímida y desenfadada. Estaba despistado mirando los cárteles de los locales, buscando algo que llevarme a la boca. ¡Y zas! Lo que me lleve a la boca fue otra boca, que sin comerlo ni beberlo  atracó a mis labios, robándome un beso sin avisar. Todo fue muy rápido y al mirar al ladrón, descubrí que era una chica con la falda corta, la sonrisa larga y los labios más pintados que la Duquesa de Alba. Y moviendo el bolso con alevosía me dijo – hola, cariño, ¿quieres un poco de amor? A mí no me quedó más remedio que decirle la verdad – no, gracias, lo estoy dejando.