jueves, 11 de febrero de 2010

Échame un buen favor




El tipo me miraba con la mirada sucia, con esos ojos de pervertidos que se le ponen a los tíos cuando van cerdos. A mí me gusta que me miren, pero no que me desnuden con la mirada y menos que me follen con ella.

Yo estaba en el pasillo del vino, intentando coger una caja de la última estantería, cuando el tío se acercó con andares de llanero solitario – oye, nena, ¿necesitas que te haga algún favor? Sí, claro, puedes hacer el favor de dejar de mirarme el culo, es que tu cara me recuerda a él.